(
Villamiel de Muñó
)
Se encuentra en el campo, en una colina. Se sube el Santo en Romería y aquí se deja hasta que se recoge toda la cosecha. En cuanto a la historia de este Santo, se cuenta que la imperial ciudad de Toledo meció la cuna de Tirso, educado en el gentilismo, pero hecho cristiano al oír las predicaciones evangélicas. Se trasladó a Caserea de Bitinia, donde tuvo que sufrir atroces tormentos para confesar su fe. Le quebrantaron las piernas y le arrancaron las pestañas con agujas agudísimas; después, tendido en la cama de hierro, le rociaron el cuerpo con plomo derretido. Pero aquí se manifestó el poder de Dios pues el plomo saltó sobre los verdugos, que murieron en el acto. Luego Tirso fue atado a una rueda, la cual, dando vueltas, introducía muchas veces la cabeza del Santo en una caldera de agua hirviendo. Los gobernadores Combrucio y Silvano, que tanto habían atormentado a los cristianos, murieron entre horribles dolores, justo castigo de Dios. Tirso fue arrojado a las fieras en el anfiteatro, pero éstas le respetaron. Esto motivo la conversión de muchos gentiles. Finalmente Tirso fue aserrado por medio, entre muestras de júbilo, porque pronto se uniría con Dios. Así ganó la palma de los mártires. Era el año 253.